
El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (8)
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
El expositor bíblico John Aquila Brown fue el primero en teorizar que el tiempo de los gentiles duraba 2.520 años, lo cual expuso en 1823 en su obra “El atardecer”. Para Brown, los 2.520 años comenzaron en el 604 antes de nuestra era, que era el presumible año de ascenso al trono de Nabucodonosor. Los 2.520 años de Brown finalizarían, pues, en 1917, año en que estimaba que “la gloria plena del reino de Israel sería perfeccionada”.
tiempo de los gentiles (8)
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
El expositor bíblico John Aquila Brown fue el primero en teorizar que el tiempo de los gentiles duraba 2.520 años, lo cual expuso en 1823 en su obra “El atardecer”. Para Brown, los 2.520 años comenzaron en el 604 antes de nuestra era, que era el presumible año de ascenso al trono de Nabucodonosor. Los 2.520 años de Brown finalizarían, pues, en 1917, año en que estimaba que “la gloria plena del reino de Israel sería perfeccionada”.
En tiempos de Brown, otro estudiante bíblico, William Miller, fundador del adventismo, expuso en la década de 1830 que el fin del tiempo de los gentiles y el advenimiento de Cristo acontecerían en 1843. A punto de finalizar el año sin ver satisfechas sus expectativas, Miller pospuso los acontecimientos para 1844, predicción que resultó de nuevo fallida, por cuya razón los seguidores milleritas se escindieron en varios grupos.
Mientras tanto, un contemporáneo de Brown y de Miller, el expositor E. Elliot, teorizó en su obra “Horas con el Apocalipsis” que los 2.520 años de duración del tiempo de los gentiles se extendían desde el 606 antes de la era común hasta 1914, basando el año 606 en el nuevo entendimiento que se tenía de que el reinado de Nabucodonosor sobre Babilonia tuvo lugar en ese lejano año y no en el -604. De la misma opinión que Elliot fue el expositor Robert Seeley, que publicó “Un atlas de profecías” en 1849, desarrollando la teoría de que los 2.520 años del tiempo de los gentiles iban desde el -606 hasta el +1914.
Paralelamente, un lector de los escritos de Miller y de Elliot, el norteamericano Nelson H. Barbour, creyó descubrir que Miller había cometido un serio error en el cálculo de la fecha y corrigió el tiempo de la parusía o venida de Cristo posponiéndolo para 1873. A tal fin imprimió y distribuyó el tratado “Evidencia de la venida del Señor en 1873”; pero pasó el año y, al igual que había sucedido con Miller, la presencia de Cristo brilló por su ausencia, por lo que pospuso el acontecimiento para 1874. Nueva decepción. Pero uno de los seguidores de Barbour, B. W. Kieth, descubrió, al leer la traducción en griego e inglés del “Diaglotón Enfático” de Benjamín Wilson, que la palabra “parusía” que otros vertían como “venida”, en el Diaglotón se traducía como “presencia”. A la vista del texto, Barbour razonó que, si se trata de una presencia y no de una venida, tal presencia debía ser invisible. Con este nuevo aunque errado entendimiento (pues nada hay en el texto bíblico que aluda a una presencia invisible), Barbour difundió la nueva luz recibida en su revista “El clamor de medianoche”, título que en 1875 cambió a “El heraldo de la Mañana”.
Un ejemplar de la revista de Barbour llegó a manos de Charles T. Russell, un joven que, impresionado por un sermón del predicador adventista Jonas Wendell, había reunido un pequeño grupo para estudiar la Biblia. Russell, que dio origen al movimiento de los “Estudiantes internacionales de la Biblia”, se entrevistó con Barbour y aceptó de éste la teoría de que los tiempos de los gentiles se extendían desde el 606 antes de la era común hasta el año 1914. Solamente que Barbour difería de Elliot y Seeley respecto a que el año -606 fuera el de la subida al trono de Nabucodonosor. Para Barbour, el año -606 fue el de la destrucción de Jerusalén. Por dicha razón la cronología que, sin cotejarla, Russell aceptó de Barbour, estaba adelantada 19 años con respecto a la de los historiadores.
La cronología que Russell heredó contenía un error de un año menos en el cálculo de los famosos 2.520 años. Muchas décadas después de Russell, los Estudiantes de la Biblia corregirían tal error adelantando la supuesta destrucción de Jerusalén del 606 al 607, todo para no alterar la fecha dogmáticamente establecida de 1914. Hoy día, por las irrefutables pruebas existentes, se sabe con absoluta certeza que la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor aconteció en el año 587 antes de nuestra era y no en el 607.
Russell también aceptó de Barbour la creencia de que Cristo estaba invisiblemente presente desde 1874 y que durante cuarenta años, hasta 1914, sojuzgaría a sus enemigos, tras lo cual haría desaparecer todos los gobiernos humanos. Este nuevo entendimiento lo publicaría Russell en su obra “El escrutador de la Biblia”. A partir de ahí comenzó una extensa predicación referente a que el fin de los gobiernos en la gran batalla del Armagedón por Dios acaecería en 1914. Asociado con Barbour por un tiempo, finalmente Russell se separó de él en 1878 y al año siguiente inició la publicación de su propia revista, “The Watch Tower”, a través de la cual señalaba al año 1914 como el del fin de los tiempos. A medida que se acercaba la fecha, Russell comenzó a dudar del año 1914 y optó por el 1915 como primera alternativa, aunque también sugirió que tal vez el fin pudiera llegar muchos años después. No obstante, el comienzo de la Primera Guerra Mundial le hizo afirmarse en la idea de que 1914 era el año señalado en las profecías bíblicas, aunque no fue la guerra lo que Russell venía anunciando.