
El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (17)
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
El adventista Nelson H. Barbour fue el primero en asegurar en 1875 que la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor aconteció en el año 606 antes de nuestra era, en lugar de en el -587, año este último demostrado por multitud de pruebas, tanto históricas (lista de los reyes de Uruk, Canon Real…) como arqueológicas (crónicas reales en decenas de miles de tablillas) y astronómicas (tablillas babilónicas de diarios astronómicos). Se demuestra asimismo sobre la base de los 66 años de reinado de los cinco monarcas babilónicos desde Nabucodonosor hasta Nabonido, en cuyo año 17, que correspondió a nuestro -539, cayó Babilonia. Si a este último año le sumamos los 66 que en conjunto gobernaron los cinco reyes neobabilónicos Nabonido, Labashi Marduk, Neriglisar, Evilmerodac y Nabucodonosor, llegamos al año -605, en que Nabucodonosor ascendió al poder tras la muerte de su padre, Nabopolasar, quien reinó 21 años, desde el -625 hasta el -605 inclusive, como está documentado por las tablillas de la época y por los listados de los historiadores.
tiempo de los gentiles (17)
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
El adventista Nelson H. Barbour fue el primero en asegurar en 1875 que la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor aconteció en el año 606 antes de nuestra era, en lugar de en el -587, año este último demostrado por multitud de pruebas, tanto históricas (lista de los reyes de Uruk, Canon Real…) como arqueológicas (crónicas reales en decenas de miles de tablillas) y astronómicas (tablillas babilónicas de diarios astronómicos). Se demuestra asimismo sobre la base de los 66 años de reinado de los cinco monarcas babilónicos desde Nabucodonosor hasta Nabonido, en cuyo año 17, que correspondió a nuestro -539, cayó Babilonia. Si a este último año le sumamos los 66 que en conjunto gobernaron los cinco reyes neobabilónicos Nabonido, Labashi Marduk, Neriglisar, Evilmerodac y Nabucodonosor, llegamos al año -605, en que Nabucodonosor ascendió al poder tras la muerte de su padre, Nabopolasar, quien reinó 21 años, desde el -625 hasta el -605 inclusive, como está documentado por las tablillas de la época y por los listados de los historiadores.
Barbour trasmitió al estudioso bíblico Charles T. Russell la creencia de que Jerusalén fue destruída en el -606, que Russell aceptó en 1876 sin sopesar la evidencia histórica. Sobre la base del año -606, expositores bíblicos anteriores a Barbour, tras considerar que la hipotética duración del tiempo de los gentiles se extendía por 2.520 años, habían llegado a la conclusión de que dicho tiempo concluía en 1914, aunque por error computaron un año menos. El año -606 lo consideraban los predecesores de Barbour como el de la subida al trono de Nabucodonosor, no como el de la destrucción de Jerusalén, ya que la misma la aceptaban como acaecida en el -587.
A fin de corregir el error de un año en el cálculo de la duración del tiempo de los gentiles, estudiantes bíblicos posteriores a Russell adelantaron la destrucción de Jerusalén al -607 para no alterar la fecha establecida de 1914. Tales estudiantes, para justificar la discrepancia existente entre las fechas del -607 y del -587, adelantaron los sucesos históricos 20 años. Así, la subida al trono de Nabucodonosor y la batalla de Karkemis la mudaron sin base científica del -605 al -625, y el ascenso de Nabopolasar lo adelantaron del -625 al -645, por lo que también se obligaron a situar la caída de Nínive en el -632 en lugar de en el -612, año éste que también puede documentarse con exactitud partiendo retrospectivamente de la fecha absoluta del -539.
Algo que indirectamente corrobora el año -587 y no el -607 como el de la destrucción de Jerusalén es la cronología egipcia de la dinastía 26 o periodo Saíta, que sincroniza a la perfección con la neobabilónica de los reinados de Nabopolasar, Nabucodonosor y otros. La cronología egipcia de esa época, demostrada de la máxima exactitud por los investigadores, está en completo desacuerdo con el adelanto de 20 años que estudiantes bíblicos dan sin más a la cronología babilónica, a no ser que los mismos estudiantes adelanten igualmente 20 años la cronología egipcia del periodo Saíta para que cuadre con el postulado de que la duración del tiempo de los gentiles es de 2.520 años y se extiende del -607 al 1914. Consideramos dos importantes sincronismos o simultaneidades de fechas que advierten los historiadores entre la cronología egipcia del tiempo del faraón Necao y la babilónica del tiempo de Nabopolasar y Nabucodonosor.
El primer sincronismo se relaciona con la muerte del rey judío Josías a manos del faraón Necao II, que el libro de Jeremías llama Nekó. Por el estudio de las fechas de las sepulturas de los bueyes sagrados egipcios y por el entramado de fechas absolutas establecidas desde el tiempo del rey persa Cambises hacia atrás, los historiadores, tal como determinaron que la caída de Babilonia aconteció en el año -539, igualmente fijaron las fechas de los reinados de los faraones de la dinastía 26, entre ellos las correspondientes al faraón Necao II, que reinó desde el -610 hasta el -595. Como los Estudiantes de la Biblia adelantaron 20 años el reinado de Josías, resulta que la muerte del rey de Judá aconteció para ellos en el año -629, cuando por las cronologías independientes de Egipto y de Babilonia se deduce que fue en el -609.
Un segundo sincronismo se halla en la batalla de Karkemis, en la que Nabucodonosor derrotó al faraón Necao, hecho que la Biblia sitúa en el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josías. Ese mismo año murió Nabopolasar y ascendió su hijo Nabucodonosor. El año en cuestión fue el -605, que la evidencia histórica señala como el año en que tuvo lugar la batalla de Karkemis. Sin embargo, al adelantar 20 años los hechos, los Estudiantes de la Biblia colocaron dicha batalla en el año -625, cuando reinaba en Egipto Psamético I y no el faraón Necao. Otros sincronismos entre ambas genealogías también dan la razón absoluta a los historiadores. Y, dado que por una y otra se establece que Nabucodonosor subió al trono en el -605, el año 18 de su reinado, como especifica la propia Biblia, correspondió al -587, en que destruyó Jerusalén y su Templo.
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