
El enigma de la
Virgen de Fátima
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
Aún no está claro lo que aconteció en Fátima entre los meses de mayo y octubre de 1917. Para los creyentes y devotos marianos, aquel 13 de mayo se apareció la Virgen María a los pastorcillos Francisco, Jacinta y Lucía, de 9, 6 y 10 años respectivamente. Dos días antes, el 11 de mayo, el Jornal de noticias de Oporto (tal como puede comprobarse en la hemeroteca del mismo) había publicado un anuncio de la sociedad de contactistas y espiritistas de Portugal comunicando que el día 13 acontecería algo que impactaría a la gente.
Virgen de Fátima
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
Aún no está claro lo que aconteció en Fátima entre los meses de mayo y octubre de 1917. Para los creyentes y devotos marianos, aquel 13 de mayo se apareció la Virgen María a los pastorcillos Francisco, Jacinta y Lucía, de 9, 6 y 10 años respectivamente. Dos días antes, el 11 de mayo, el Jornal de noticias de Oporto (tal como puede comprobarse en la hemeroteca del mismo) había publicado un anuncio de la sociedad de contactistas y espiritistas de Portugal comunicando que el día 13 acontecería algo que impactaría a la gente.
El 13 de mayo de 1917 los ya mencionados pastorcillos cuidaban ganado en los campos de Cova de Iría, Fátima (Portugal). De súbito, un relámpago les asustó y Lucía, la mayor, ante la inminencia de lo que creía una tormenta, quiso mandar a casa a los otros dos niños, primos de ella. Pero de pronto, sorprendentemente, no estalló tormenta alguna, sino que, en su lugar, los niños vieron cómo bajaba de las alturas, por una especie de rampa de luz, un pequeño ser luminoso, como de un metro de altura, de cabeza redonda, embutido en un sayo blanco y dorado que no le llegaba los pies y que tenía costuras a lo largo y ancho, como si estuviera acolchado. Su espalda la cubría una capa blanca y a la altura del pecho portaba una esfera luminosa. Hablaba sin mover los labios y tampoco movía los pies al desplazarse.
La descripción del ser que se apareció en Fátima a los pastorcillos la copió literalmente la doctora Fina D’Armada, becada por el Instituto de Investigación Científica, de los documentos que se conservan en el archivo secreto del Santuario de Fátima. Los dibujos basados en la descripción que dan estos documentos históricos difieren substancialmente de la imagen que hoy conocemos como la Virgen de Fátima. Los dibujos también coinciden con la descripción de un ser semejante que se dejó ver en la cercana aldea de Nazaret. El resplandeciente y menudo ser les comunicó a los niños de Fátima que todos los días 13 de cada mes, durante seis meses, aparecería en el mismo lugar. Todos los 13 de mes acudieron puntualmente los niños a la cita, a excepción del 13 de agosto en que fueron encarcelados. Dada la voz por todo el contorno, al lugar también acudía una multitud cada vez más nutrida. Entre los documentos del archivo de Fátima, encontró la doctora D’Armada uno que aludía a una cuarta vidente, Carolina Carreira, a quien se le apareció un “niño” como de unos diez años y que no movía los labios al comunicarse con ella. Esta Carolina era hija de María Carreira, persona importante en el asunto de las apariciones y que se responsabilizó de la construcción de la capilla de Cova de Iría.
El día más importante de las apariciones fue el 13 de octubre. Aquel día amaneció lluvioso y continuó lloviendo durante la mañana. Con todo, los tres niños, y con ellos unas setenta mil personas devotas acudieron con sus paraguas al lugar donde por última vez se dejaría ver el extraño ser que la multitud tomaba por la Virgen María. La entidad apareció de nuevo ante los pastorcillos y les comunicó que pronto acabaría la Gran Guerra y los soldados volverían a casa. También les hizo saber que era la “Señora del Rosario” y les dio a conocer tres importantes secretos. Pero tales comunicaciones de tintes proféticos y devotos son vistas por muchos observadores como ingerencias eclesiásticas posteriores al relato de los videntes, lo mismo que la tergiversación sobre el aspecto del ser aparecido y el hecho de hacer creer a las gentes que se trataba de la Virgen. Ninguna de las declaraciones que de los videntes se conservan en archivo de Fátima en absoluto mencionan que la aparición fuera de la Virgen del Rosario. Tal hipótesis fue elaborada más tarde, como lo demuestra la investigadora doctora D’Armada.
Lo más destacado de aquel 13 de octubre fue la llamada “danza del sol”. En un momento dado, Lucía, la mayor de los tres videntes, señaló hacia el astro rey que en aquel momento aparecía entre las nubes. La multitud allí reunida pudo observar cómo aparentemente el sol se convulsionaba y en determinado momento hasta se abalanzó sobre los congregados, temiendo muchos por sus vidas, aunque volvió a su posición inicial. Hubo testigos que presenciaron el fenómeno desde las inmediaciones, como el profesor Almeida Garret, de la Facultad de Ciencias de Coimbra. El profesor Garret, provisto de anteojos, relató: “No era algo esférico como la Luna, ni tenía la misma tonalidad ni los mismos claro-oscuros. Parecía de materia pulida”. Otros testigos señalaron que aquéllo, más que el sol, parecía un “disco metálico o de vidrio”, pero que el sol estaba a mucha más altura. El fenómeno fue observado incluso por personas que se hallaban a unos cuarenta kilómetros de distancia.
La historia que hoy circula en la cristiandad sobre las apariciones de Fátima está escrita por Lucía en 1935, dieciocho años después de los acontecimientos, cuando ya estaba recluída en un convento por orden de la superioridad religiosa. Los investigadores imparciales no dudan de que tal historia ha sido manipulada.
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