domingo, 28 de febrero de 2010


El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (11)


Por JOSE YOSADIT VON GOETHE


A pesar del empeño de los miembros del Instituto Pastoral Bíblico de demostrar que el tiempo de los gentiles concluía en 1934 y no en 1914, como anunciaban los estudiantes bíblicos de la Watchtower, la mayoría de los grupos de estudiosos de la Biblia rechazaron la opinión de aquéllos y defendieron los puntos de vista de Barbour y de Russell de que el tiempo de los gentiles había finalizado en 1914, pese a que el fin de ese tiempo no se había manifestado físicamente con el derrocamiento de los gobiernos, como se creía deducir de la propia Biblia.

La base para señalar a 1914 como el año del tiempo del fin estaba en el entendimiento que Barbour y Russell desarrollaron acerca de la profecía de los 70 años de Jeremías. Coincidiendo con la opinión tradicional de muchos doctos judíos, los adventistas de Barbour y los estudiantes bíblicos de Russell interpretaron que Jeremías había profetizado que los judíos estarían 70 años desterrados en Babilonia, años que a su entender se contaban desde la fecha de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor. Dado que Babilonia fue tomada por el persa Ciro en el año 539 antes de nuestra era, Barbour estableció que la liberación de los judíos del yugo babilónico había acontecido en el -536, tres años después de haber tomado Ciro Babilonia. Y como se creía entender que Jeremías habló de que los judíos estarían desterrados durante 70 años en Babilonia, la cuenta retrospectiva le llevó a Barbour a considerar el año -606 como el de la fecha en que forzosamente tuvo que haber sido destruída Jerusalén y hechos cautivos los judíos. Russell aceptó sin más la teoría de Barbour y la pasó a su grupo de estudiantes, que comenzaron a predicar que 1914 era el año señalado en las Escrituras como el último en que Dios permitía que las naciones o los gentiles gobernaran la Tierra, tras lo cual el Reino de los cielos sería implantado en todo el orbe.

No obstante, ni Barbour ni Russell cayeron en la cuenta de que Jeremías no se refería a que los judíos estarían 70 años en el destierro babilónico a partir de la destrucción de Jerusalén. Jeremías tan solo mencionó que las naciones, incluida Judá, habrían de estar bajo el dominio de Babilonia por un total de 70 años, que era el tiempo en que Babilonia despuntó como potencia mundial desde la toma del último reducto asirio, la ciudad de Harrán, en el -609, hasta la caída de la propia Babilonia en el año -539. Hoy día los doctos bíblicos, incluidos los judíos, concuerdan en que ésta es la interpretación correcta de los 70 años de Jeremías. Si nos ajustamos al texto bíblico, observaremos las discrepancias entre lo que escribió Jeremías y lo que entendieron Barbour y Russell.

En los pasajes bíblicos leemos que Nabucodonosor tomó y destruyó Jerusalén en el año 18 de su reinado. Según Barbour y Russell, esto aconteció en el año -606, en que, en su opinión, los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia hasta el -536, es decir, durante 70 años. Jeremías menciona que, en el año de la destrucción de Jerusalén, los babilonios tomaron prisioneros a 832 judíos. Si continuamos leyendo, vemos que Nabucodonosor también se había acercado a Jerusalén en el año séptimo de su reinado, es decir, once años antes de que regresara para destruir la ciudad, lo cual, según el cómputo de Barbour y Russell, nos retrotrae al año -617 (606 + 11). En esta batida del año séptimo, Nabucodonosor se llevó cautivos a 3.023 judíos, que son tres veces y media más que los que tomó cautivos posteriormente, en el año 18. A éstos que estaban recluídos en Babilonia escribió el profeta Jeremías años antes de ser destruída la ciudad de Jerusalén. La cuestión que surge es la siguiente: si la mayoría de los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia en el supuesto año de -617, eso significa que, según el entendimiento de Barbour y de Russell, los judíos estuvieron en el destierro 81 años y no 70. Y si nos atenemos a lo que escribe el profeta Daniel, que algunos judíos fueron tomados cautivos en el primer año de Nabucodonosor, ello supondría que el destierro total de los judíos duró 88 años, lo cual, evidentemente, sería contrario a lo que se dice que indica la profecía de los 70 años de Jeremías.

Muchos estudiosos bíblicos, lejano ya el 1914, observaron, al reexaminar imparcialmente las Escrituras, este serio y probablemente involuntario desliz de Barbour y Russell; pero para los Estudiantes de la Biblia afiliados a la Watchtower, que habían centrado toda su doctrina en torno a lo que significaba el año 1914, ya era tarde para corregir el error que venían predicando. Con el tiempo, el año -606 fue adelantado al -607; y, el -536, al -537, año este último que se tomó como el de la liberación de los judíos del yugo babilónico. No obstante, el yugo babilónico no existía desde hacía dos años, desde el -539, que es cuando Ciro disolvió el gran imperio de Babilonia, justo el año en que a Babilonia se le cumplieron los 70 años proféticos.

*

viernes, 26 de febrero de 2010

El general Allenby entra en Jerusalén en 1917




El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (10)

Por JOSE YOSADIT VON GOETHE


Algunos estudiantes de la Biblia no compartían el punto de vista de Barbour y de Russell sobre el año 1914. Russell llegó a dudar de 1914 y se hubiera aferrado a cualquier otro año posterior de no ser porque en 1914 estalló la Guerra Mundial y creyó ver en ella el cumplimiento de la supuesta profecía de los 2.520 años de duración del tiempo de los gentiles, que a su juicio, según había especulado antes Barbour, había comenzado en el 606 antes de nuestra era, año que uno y otro señalaron como el de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor.

Hasta 1943 no fue corregido sobre el papel el error de que entre el -606 y el +1914 no mediaban 2.520, sino 2.519 años. En consecuencia, dado que el año en que principió la gran Guerra que se creía que desembocaría en el Armagedón, es decir, el año 1914, parecía cumplir profecía bíblica, quedó éste como fundamento sobre el que basar toda la estructura de la doctrina concerniente al fin del tiempo de los gentiles y el establecimiento del Reino de Dios en el cielo, con Jesucristo como rey. La fecha de 1914 se hacía, pues, intocable. Por dicha razón la parte principal de los seguidores de Russell o, más exactamente, de Rutherford y de Knorr, segundo y tercer presidentes de la Sociedad Watchtower, respectivamente, adelantó la destrucción de Jerusalén al año -607 para que la duración del tiempo de los gentiles fuera exactamente de 2.520 años y no de 2.519, como erróneamente se había calculado.

Pasado el 1914 y los años siguientes, viendo que el Armagedón no había llegado, que era lo que en realidad se esperaba, algunos seguidores de Russell, especialmente los que diferían de los extraños puntos de vista del nuevo presidente de la Watchtower, optaron por separarse de la Sociedad de la que Russell había sido presidente desde 1884 hasta 1916. Así que en 1917, bajo la presidencia de Rutherford, se separó de la Watchtower el grupo que se autodenominó “Asociación de los Estudiantes de la Biblia”, que a partir del año siguiente cambiaría el nombre a “Instituto Pastoral Bíblico”. En el mismo año de 1918 se separaron de este último grupo los que formaron el llamado “Movimiento Misionero Hogar de los Hombres Legos”, actualmente uno de los grupos bíblicos de más fuerte constitución.

El grupo “Instituto Pastoral Bíblico” publicó en su revista “El Heraldo del Reino de Cristo” (15 de abril de 1921) que Russell había aceptado un cálculo equivocado acerca del tiempo de los gentiles. Al igual que Barbour, Russell dio por sentado que la destrucción de Jerusalén había acontecido en el año -606. Tanto Barbour como Russell habían confundido el año de la destrucción de Jerusalén con el año de ascenso al trono de Nabucodonosor, acontecimiento este último que se estimaba en el -606, en tanto que la destrucción de Jerusalén ocurrió 19 años más tarde, es decir, en el -587, lo cual ya había sido sobradamente demostrado por los historiadores (y en la actualidad por los diarios astronómicos de Babilonia que, conservados en tablillas de barro, han sido comprobados como exactos por los modernos programas informáticos de astronomía).

Los editores de la revista “El Heraldo” apuntaron a 1934 como el año en que desaparecerían los gobiernos mundiales, si bien conservaron la fecha de 1914 como la del fin del tiempo de los gentiles, tal como se lee en su publicación: “Mientras los 2.520 años de poder arrendados a los gentiles empezaron en el primer año de Nabucodonosor, en el 606 A.C., se acabarían en el 1914; no obstante, todavía el fin cabal de los Tiempos de los Gentiles y la caída completa de los gobiernos gentiles no es indicada como teniendo lugar sino hasta después de diecinueve años o aproximadamente en el 1934”.

La anterior cita es consecuencia de la aceptación de la caída de Jerusalén en el 587 antes de nuestra era, que hasta el 1934 supone un transcurso de tiempo de 2.520 años, no de 2.519 como es el caso cuando se quiere contar el mismo lapso de años desde el -606 hasta el +1914. Con todo, los miembros del Instituto Pastoral Bíblico ejercieron cautela en sus declaraciones a medida que se aproximaba el 1934. Y cuando transcurrió dicho año sin que nada de lo anunciado sucediera, argumentaron que únicamente se había hablado de una fecha aproximada.

La fecha de 1934, partiendo del -587, año que para entonces estaba históricamente demostrado como el de la destrucción de Jerusalén, ya había sido expuesta en 1886 por el británico Dr. Henry G. Guinness, que anunció que 1934 sería el año del fin del tiempo de los gentiles. La opinión del Dr.Guinness fue aceptada debido a que también había anunciado para 1917 la liberación de Jerusalén. En efecto, en ese año el general Allenby tomó la ciudad de Jerusalén, librándola del dominio turco. Muchos estudiosos creyeron ver en esto una confirmación de la profecía bíblica.

*

jueves, 11 de febrero de 2010


El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (9)

Por JOSE YOSADIT VON GOETHE


Al igual que había sucedido con el fundador del adventismo, William Miller, que esperaba el fin de los tiempos y la venida de Cristo entre 1843 y 1844, y con Nelson H. Barbour, que esperaba todo ello entre 1873 y 1874, y nada de lo que uno y otro anunciaron sucedió, así también Charles T. Russell y sus estudiantes de la Biblia vieron pasar el año 1914 sin que aconteciera el tan predicado fin de los sistemas humanos, que en su opinión y deducción del estudio de las Escrituras serían sustituídos por el gobierno mesiánico, que literalmente restauraría el Paraíso a la Tierra, dando inicio al llamado milenio, por el cual los habitantes del entero planeta vivirían, en principio durante mil años, en completa armonía entre sí y entre los animales, a la vez que los humanos irían alcanzando la perfección, sin necesidad de enfermar y morir. Pasado el milenio, la humanidad pasaría una prueba de lealtad al Creador y los merecedores llegarían a vivir eternamente en el planeta, en tanto fueran fieles a las normas divinas.

Russell -que en 1884 llegó a la presidencia de la reestructurada sociedad Watchtower creada en 1881 por William Henry Conley, quien aportó la mayoría de los fondos y ocupó la primera presidencia-, difundió a través de sus publicaciones, particularmente a través de la revista “The Watch Tower”, que creó en 1879, la doctrina de que Cristo estaba presente en su Reino desde 1874, idea que había recogido del adventista Barbour. Al igual que Barbour, Russell divulgó que la presencia de Cristo era invisible al ojo humano, pero que se haría evidente en 1914, cuando el propio Cristo interviniera directamente en los asuntos humanos, al derrocar los gobiernos y fulminar a los inicuos e incrédulos en el apogeo de la batalla de Armagedón.

En su revista del 1 de enero de 1914, Russell expresó dudas respecto al año que comenzaba y sugirió que tal vez el fin no vendría hasta 1915, e incluso que podría venir veinticinco años más tarde. El año transcurría sin novedad hasta que en el otoño estalló la Guerra Europea. Russell y sus estudiantes creyeron que el estallido de tan magno conflicto era el principio de la culminación del Armagedón, que a su entender había comenzado sigilosamente al tiempo de la supuesta presencia de Cristo en 1874. Y, dado que pasó el año 1914, así como el 1915, y el final esperado no había llegado, aunque las naciones continuaban enfrascadas en la Gran Guerra, Russell escribió en The Watch Tower del 15 de abril de 1916: “Creemos que los tiempos de los gentiles ya terminaron y Dios ahora está permitiendo que los gobiernos gentiles se destruyan ellos mismos, para preparar el camino del reino del Mesías”.

Russell murió el último día de octubre de 1916 sin contemplar el amanecer de la gloriosa nueva era que venía anunciando. A su muerte se sentó en el sillón presidencial de la Watchtower Joseph Franklin Rutherford, quien, con el resto de los estudiantes bíblicos, esperaba de un momento a otro la definitiva llegada del Armagedón. En tal creencia, de repente, en noviembre de 1918, la guerra concluyó, sin cumplirse ninguna de las predicciones de Russell, entre ellas el derrocamiento de los gobiernos mundiales y el comienzo del milenio de Cristo. Evidentemente, Russell había errado en la interpretación de los textos bíblicos y tal error se extendió a sus estudiantes. Por tanto Rutherford comenzó en 1922 a intentar corregir los puntos de vista que se tenían respecto a 1914 y 1874. Comunicó a sus oyentes en la asamblea de Cedar Point que “el Reino de Dios realmente se había establecido en el 1914, no en la tierra, sino en el cielo invisible”. Y a principios de 1930 cambió definitivamente la fecha de la presencia invisible de Cristo del 1874 al 1914. Esto sería confirmado en una de las publicaciones impresas después de 1942, tras el fallecimiento de Rutherford.

Así la Watchtower, como dirigente y portavoz del cuerpo de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, fijó el año 1914 como el del comienzo del tiempo del fin, el establecimiento del Reino de Dios en el cielo y la presencia invisible de Cristo en tal reino. A dicho entendimiento añadió que el Armagedón vendría dentro del tiempo de la generación que en 1914 tenía suficiente edad para comprender los acontecimientos que comenzaron a desarrollarse en ese año. La fecha de 1914 parte del supuesto de que entre dicho año y el de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor tenían que transcurrir siete tiempos ó 2.520 años. Russell había aceptado de Barbour la fecha del 606 antes de nuestra era como el año de aquella destrucción, cuando la evidencia apuntaba ya al año -587. Pero, debido a que entre ambas fechas tan solo mediaban 2.519 años, la Watchtower adelantó posteriormente y sobre el papel la destrucción de Jerusalén al año -607, todo para no alterar la fecha ya firmemente establecida de 1914. Sin embargo, algunos simpatizantes del pastor Russell aceptaron la evidencia del año -587 y retrasaron el fin del tiempo de los gentiles a 1934.
*