lunes, 29 de marzo de 2010


El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (15)

Por JOSE YOSADIT VON GOETHE


Para los expositores bíblicos Barbour y Russell, el año de la destrucción de Jerusalén por los babilonios correspondió al 606 antes de nuestra era, posteriormente corregido al -607, como una de las bases de sus dogmas, por los Estudiantes Internacionales de la Biblia. Para los historiadores, la fecha de la destrucción de Jerusalén correspondió al año -587. ¿Cuál de las dos fechas es la históricamente correcta? Partiendo del año en que Babilonia cayó ante los medos y los persas, el -539, considerado como fecha absoluta para determinar acontecimientos históricos, y teniendo en cuenta los años de reinado de los monarcas neobabilónicos, como también los relatos bíblicos que hablan de los mismos, es posible determinar en nuestro cómputo actual el año de ascensión al trono de Nabucodonosor, al igual que el año en que el rey babilonio destruyó la ciudad de Jerusalén.

En la Biblia, en el capítulo 25 y versículo 27 del libro segundo de los Reyes, cuyo texto es idéntico al de Jeremías, 52: 31, se lee que el rey Joaquín de Judá fue sacado de su encierro en Babilonia por orden del nuevo rey, Evilmerodac, también conocido como Awel Marduk, que acababa de subir al trono. Este primer año de Evilmerodac, hijo de Nabucodonosor, dice el relato que correspondió al año 37 del destierro de Joaquín. Para saber a qué año de nuestro calendario corresponde el 37 de la deportación de Joaquín debemos averiguar primero en qué año ascendió Evilmerodac. Como la caída de Babilonia a manos de Ciro el persa aconteció en el -539, mientras Nabonido reinaba en su año 17 (como apunta la Crónica de Nabonido), nos obligamos a retroceder en el tiempo a partir de ese año -539. Si Nabonido reinó 17 años, eso significa que su primer año fue el -555 y, el de su ascenso, el -556, ya que los reyes babilónicos contaban su primer año al siguiente de su entronización.

Por la evidencia de la lista de los reyes de Uruk, el canon real y otros muchos documentos, todos coincidentes entre sí, descubrimos que Nabonido había sucedido a Labashi-Marduk, que solo reinó dos meses en Babilonia, por lo que este rey murió en el mismo año de ser nombrado, es decir, en el -556. En este mismo año había muerto también su antecesor, Neriglisar, después de tres años y dos meses de reinado, lo que significa que ascendió al trono en el -559/560. Neriglisar había sucedido a Evilmerodac, que reinó por dos años, entre el -562 y el -560, siendo su primer año de reinado el -561. Evilmerodac a su vez había sucedido a su padre Nabucodonosor, quien reinó por 43 años, por lo tanto entre el -562 y el -605, llevando la cuenta hacia atrás. Pues bien, si el año -561, primero de Evilmerodac, correspondía según la Biblia al año 37 del destierro de Joaquín, ello nos lleva al -597 como el año en que Joaquín fue desterrado. En el mismo libro segundo de los Reyes, capítulo 24, versículos 8 a 12, leemos que Joaquín reinó solamente por tres meses en Jerusalén cuando fue capturado en el año octavo de Nabucodonosor. Si el año -597 fue el octavo de Nabucodonosor, su primer año fue el -604 y su año de ascenso el -605. La Biblia menciona que Nabucodonosor atacó Jerusalén en el año 18/19 de su reinado, que se corresponde por lo tanto con el año -587, que es la fecha con la que todos los historiadores están de acuerdo en lo que respecta a la primera destrucción de Jerusalén.

En los tiempos de Barbour y Russell los historiadores no conocían con plena seguridad la fecha del -587, pues no fue confirmada hasta décadas después, cuando se realizaron, por un lado, nuevos descubrimientos arqueológicos y se descifró gran parte de las tablillas de barro en escritura cuneiforme, y por otro, cuando se sometieron a los programas informáticos las informaciones dadas por las tablillas de los diarios astronómicos de Babilonia, que resultaron ser sorprendentemente exactas, ya que indican posiciones estelares y planetarias que no vuelven a repetirse en muchos miles de años. No habiendo en aquel tiempo, el último tercio del siglo XIX, oposición segura a las opiniones de Barbour y Russell, éstos asimilaron los cálculos de otros estudiosos y expusieron con total libertad que los 2.520 años que estimaban que duraba el tiempo de los gentiles se extendían desde el -606 (supuesto año de la destrucción de Jerusalén) hasta el 1914, aunque erraron en un año, ya que entre esas fechas transcurrían 2.519 años, por lo que estudiantes posteriores hubieron de corregir el cómputo adelantando al -607 la hipotética fecha de la destrucción de Jerusalén).

En la actualidad, establecido por muy diversos e incuestionables medios (listas de los reyes, diarios astronómicos, inscripciones reales…), incluso por la propia Biblia, que aquella destrucción acaeció en el -587 y no en el -606 ó en el -607, la fecha de 1914 dada en el siglo XIX por expositores como Elliot, Seeley, Barbour y Russell para la conclusión del tiempo de los gentiles cae también por su propio peso y, con ella, cualquier dogma levantado sobre sus débiles cimientos.

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viernes, 19 de marzo de 2010


El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (14)

Por JOSE YOSADIT VON GOETHE


Para poder establecer que en 1914 expiraba el tiempo de los gentiles, el estudioso bíblico N. H. Barbour se basó en las opiniones de quienes le precedieron. Estos teorizaron que el tiempo de los gentiles duraba 2.520 años a partir del 606 antes de nuestra era, año estimado del ascenso de Nabucodonosor. Pero Barbour consideró el -606, no como el año de entronización de Nabucodonosor, sino como el de la destrucción de Jerusalén por los babilonios. Se apoyó en que Jerusalén había estado devastada por 70 años, tiempo que a su juicio duró el destierro de los judíos en Babilonia, hasta que fueron liberados por Ciro. Barbour legó toda esta información a Russell, que había fundado el grupo de Estudiantes Internacionales de la Biblia. Russell aceptó de Barbour las fechas del -606 y el 1914 como el intervalo de 2.520 años del tiempo de los gentiles, con el error de que se había contabilizado un año menos, por lo que estudiantes posteriores adelantaron la hipotética fecha de la destrucción de Jerusalén al -607 para que, hasta 1914, cuadrasen a la perfección los 2.520 años.

Los historiadores ya habían apreciado que la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor aconteció en el -587 y no en el -607, aunque esto no pudo ser definitivamente demostrado hasta que no se estudió buena parte de las tablillas cuneiformes neobabilónicas. Quienes aceptaron los datos de Russell adujeron que si aquella desolación tuvo lugar en el -587, Jerusalén habría estado devastada por solo 50 años y no por 70, como creían deducir de la profecía de Jeremías, que entendían comprendida entre el -536 (adelantado posteriormente al -537), y el -606 (posteriormente adelantado al -607).

Con ello los Estudiantes de la Biblia señalaron que a los historiadores les faltaban 20 años del reinado de algún monarca entre Nabucodonosor y Nabonido, con el último de los cuales finalizó el dominio babilónico en el año -539. Para justificar esos 20 años, que salen de considerar que Jerusalén estuvo desolada por 70 años y no por 50 (suponiendo que los judíos fueran liberados en el -537), los Estudiantes de la Biblia adelantaron el año de ascensión de Nabucodonosor al -625, en tanto que las pruebas históricas señalaban al -605, mientras que quien comenzó a reinar en el -625 fue Nabopolasar, el padre de Nabucodonosor. Esos 20 años de diferencia eran los que desbarataban la dogmática aserción de que los 2.520 años del tiempo de los gentiles finalizaban en 1914, como supusieron Barbour, Russell y otros que les precedieron. Si los 2.520 años tuvieran que contarse desde el -587, año históricamente probado como el de la destrucción de Jerusalén, el denominado tiempo de los gentiles no concluiría en 1914, sino 20 años más tarde, con lo que a diferentes grupos religiosos se les derrumbarían las doctrinas fundamentadas en el año 1914.

Hay muchos medios, todos coincidentes entre sí, para conocer los años exactos de reinado de los monarcas neobabilónicos; las inscripciones reales en tablillas de barro están entre los más indiscutibles y son cruciales para el cálculo. Cardinal es la tablilla “Nabón 24”, también conocida como “Estela de Adad-Guppi, de la que se han descubierto dos copias iguales, una mejor conservada que la otra. Adad-Guppi era la madre del rey Nabonido; y cuando ella murió, su hijo Nabonido mandó componer, en el año 9 del reinado de éste, el epitafio de la estela en cuestión.

La estela recoge los años de reinado desde Asurbanipal hasta Nabonido. Asigna 42 años al reinado de Asurbanipal; pero como indica que Adad-Guppi nació en el año 20 de este rey, ello significa que la madre de Nabonido vivió 22 años con Asurbanipal. Posteriormente vivió los 3 años de reinado de Ashuretilili, los 21 años de Nabopolasar, los 43 de Nabucodonosor, los 2 de Awel Marduk (el Evilmerodac bíblico) y los 4 de Neriglisar. La estela no menciona al sucesor de Neriglisar y antecesor de Nabonido, Labashi Marduk, ya que murió tras dos meses de reinar y, por tanto, Nabonido ascendió al trono en el mismo año en que murieron los dos soberanos precedentes. La estela detalla que Adad-Guppi vivió un total de 104 años, desde el año 20 de Asurbanipal hasta el año 9 de Nabonido. La crónica de Nabonido (B. M. 35382) también detalla el año de la muerte de la reina madre.

Si el año 9 de Nabonido correspondió al -547 (dado que gobernó 17 años hasta el -539), fácilmente se deduce que Nabucodonosor subió al trono en el -605 y su padre Nabopolasar en el -625. Y si Nabucodonosor ascendió en el -605 y en el año 18/19 de su reinado asoló Jerusalén, ello nos conduce matemáticamente al -587 como el año en que acaeció la destrucción de Jerusalén. Idéntica conclusión se alcanza tras el examen de otras estelas con inscripciones reales babilónicas, entre las que figura la catalogada como “Nabón 8”. Cualquiera de ellas echa por tierra la fecha de 1914.
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viernes, 12 de marzo de 2010


El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (13)

Por JOSE YOSADIT VON GOETHE


La fecha de 1914 como año del fin del tiempo de los gentiles parte de la estimación de algunos expositores bíblicos del siglo XIX, que creyeron entender por algunos pasajes bíblicos que la duración del tiempo de los gentiles era de 2.520 años. Para ello partieron del 606 antes de nuestra era, que en principio consideraron como el año de la subida al trono de Nabucodonosor de Babilonia. Uno de los que aceptaron esta teoría fue el neoyorkino Nelson H. Barbour, que transmitió la idea a Charles T. Russell, fundador del movimiento de Estudiantes Internacionales de la Biblia. Sin embargo Barbour no aceptó el año -606 como el del ascenso de Nabucodonosor, sino como el de la destrucción de Jerusalén, basado en que los judíos sufrieron cautiverio en Babilonia por 70 años, supuestamente hasta el -536. Esta opinión de Barbour la hizo suya Russell. Posteriormente los Estudiantes de la Biblia adelantaron los acontecimientos al -607 y al -537, respectivamente. Al mismo tiempo dieron mayor consideración al año -539, que aceptaron de los historiadores como fecha absoluta.

Establecida la fecha del -539 como el año de la caída de Babilonia a manos de Ciro, y establecido que ese hecho tuvo lugar en el año 17 del rey Nabonido, es posible conocer en qué años gobernaron los soberanos que en Babilonia precedieron a Nabonido. Para ello los historiadores se basan, además de en las crónicas babilónicas, en las listas de los reyes, sobre todo en la de los reyes en Uruk, que es la más antigua. Apoyan estas listas, especialmente la que corresponde a la XII dinastía babilónica iniciada por Nabopolasar, padre de Nabucodonosor II, decenas de miles de tablillas escritas en caracteres cuneiformes. Muchas de estas tablillas son documentos comerciales en los que figuran los nombres y años de los reyes que gobernaban en el momento de ser escritos los documentos. Los babilonios contaban el tiempo según los años de gobierno de sus reyes. De ahí que pueda seguirse cronológicamente el orden de los reyes, que coincide con las listas que de ellos existen.

Muchas de las tablillas son diarios astronómicos. En ellos figuran los nombres y años de los reyes de turno, junto con anotaciones de las posiciones de los astros en el día y año a los que aluden. Así, por ejemplo, la tablilla denominada VAT 4956, que aunque es una copia efectuada siglos después, da fe de unas treinta posiciones de planetas, luna y estrellas en un determinado día del año 37 del reinado de Nabucodonosor. Estas posiciones no vuelven a repetirse hasta pasados 25.920 años, que corresponden al periodo completo de rotación precesional de la Tierra, por cuya razón los astrónomos de hoy pueden calcular exactamente, con los modernos programas informáticos, a qué día, mes y año de nuestro cómputo se refieren las anotaciones de las tablillas. La sorprendente exactitud de las posiciones de los astros en la tablilla VAT 4956, una vez cotejadas con el programa informático, hace asegurar a los astrónomos que esta copia posterior en el tiempo ha sido ejecutada con la máxima fidelidad del original. Los astrónomos han calculado que el año 37 de Nabucodonosor corresponde al 568 antes de nuestra era, lo cual encaja perfectamente con el criterio de los historiadores, que se habían basado en las listas de los reyes y otros documentos. Esta fecha del -568 ha sido aceptada científicamente como una fecha absoluta más exacta aún que la del -539.

Si, según las listas de los reyes, Nabucodonosor reinó 43 años y su año 37 correspondió al -568, se desprende que su año de entronización fue el -605, lo cual está de acuerdo con lo que venían afirmando los historiadores. Por tanto, si en su año 18 Nabucodonosor asoló Jerusalén, como indica la Biblia, ello tuvo que haber acontecido en el -587. El que Nabucodonosor subió al trono en el -605 puede establecerse asimismo, procediendo retrospectivamente, por los años de reinado a partir del último rey babilónico, Nabonido. Éste había reinado por 17 años, es decir, entre el -539 y el -556, contando hacia atrás. Nabonido había sucedido a Labashi Marduk, que tan solo reinó dos meses. A su vez Labashi Marduk sucedió a Neriglisar, que reinó 3 años y dos meses, entre el -556 y el -559/560. Neriglisar había sucedido en el trono a Awel Marduk (también conocido como Evilmerodac), que reinó 2 años, por tanto, del -560 al -561/562. Awel Marduk sucedió a su padre Nabucodonosor, quien gobernó sobre Babilonia 43 años, es decir, entre el -562 y el -605. Así, pues, la fecha del -605 que, basada en sólidas pruebas, dan los historiadores para el comienzo del reinado de Nabucodonosor, está en todo acorde con la fecha absoluta del -568 que los astrónomos, con los actuales medios informáticos, han deducido de la tablilla VAT 4956. Ello igualmente revela que la destrucción de Jerusalén acaeció en el -587 (año 18 de Nabucodonosor) y no en el -606 ó el -607, lo que da al traste con la fecha de 1914, arbitrariamente considerada por muchos como el año del fin del tiempo de los gentiles.

sábado, 6 de marzo de 2010

La Crónica deNabonido


El año 1914 y el fin del
tiempo de los gentiles (12)

Por JOSE YOSADIT VON GOETHE

Russell había aceptado de Barbour la teoría de que el año 1914 sería el del final del tiempo de los gentiles o del dominio de los gobiernos humanos. ¿Cómo llegó Barbour a tal conclusión respecto a 1914? Basándose principalmente en dos concepciones teológicas que habían dado a conocer otros expositores bíblicos, a saber, la de que el tiempo de los gentiles duraría 2.520 años y la de que los judíos estuvieron 70 años cautivos en Babilonia; ello, unido al hecho demostrado de que Babilonia había caído ante los persas en el año 539 antes de nuestra era. Conocida esta fecha, Barbour dedujo que los judíos fueron libertados del yugo babilónico en el -536, casi tres años después de la caída de Babilonia. Como suponía que los judíos, tras ser destruída la ciudad de Jerusalén, de la que fueron tomados, habían permanecido en el exilio babilónico durante 70 años, tal cuenta le llevó al -606 como el año de la destrucción del Templo y la urbe hierosolimitana.

Establecida la fecha del -606, Barbour le aplicó los 2.520 supuestos años del tiempo de los gentiles, por lo que concluyó que dicho tiempo se extendía hasta el año 1914, aunque por error contabilizó un año menos al no caer en la cuenta de que no existía año cero entre la era anterior y la presente. Este error fue hipotéticamente corregido décadas después por los Estudiantes Internacionales de la Biblia, para lo cual, sin base científica que lo apoyara, adelantaron al año -607 la caída de Jerusalén y al -537 la liberación de los cautivos judíos por Ciro. De este modo, además de mantenerse los 70 años del cautiverio de los judíos, según se creía deducir del texto bíblico, se contaban exactamente 2.520 años entre el -607 y el 1914. La única fecha que no se tocó, aparte de la de 1914, fue la del -539, año establecido de la caída de Babilonia. ¿De dónde sale tal fecha por todos aceptada?

Los historiadores están de acuerdo en que la caída de Babilonia a manos de Ciro el persa aconteció en el año 539 antes de nuestra era. Ese año es conocido entre los eruditos como “fecha absoluta”, la cual está demostrada en base a la conclusión a la que llegaron los investigadores tras estudiar principalmente la tablilla en escritura cuneiforme conocida como la “Crónica de Nabonido”, así como los registros históricos de las olimpiadas griegas.

Ciro conquistó Babilonia, sin luchar, en la primera quincena del mes de octubre del -539, una noche en que, inexplicablemente, se habían quedado abiertas las puertas de la ciudad. La Crónica de Nabonido no menciona el año en que cayó Babilonia, pero especifica que fue “en el año 17 del reinado de Nabonido”, el último rey de la dinastía babilónica. Para conocer el año en cuestión los historiadores se han basado en los registros de las olimpiadas griegas, que se celebraban cada cuatro años. La primera olimpiada de la que hay registro tuvo lugar en el año -776. Uno de los registros históricos dice que Ciro subió al poder en el primer año de la olimpiada número 55, lo que significa que, computando a razón de cuatro años por olimpiada, su primer año de reinado fue en el -560. Dice también el registro que el último año de Ciro correspondió al segundo año de la olimpiada número 62, es decir, el año -530, lo que indica que Ciro gobernó durante cerca de 30 años, nueve de los cuales reinó sobre la conquistada Babilonia, como detalla otra tabla cuneiforme. Si al último año del reinado de Ciro, el -530, le sumamos 9, llegamos al año -539 como fecha de la caída de Babilonia. Así es como los historiadores han establecido la fecha absoluta del -539.

Con todo, aun aceptando como cierta la fecha absoluta del -539, Barbour no aceptó la del -587, tan absoluta como aquélla, en que Jerusalén fue destruída por Nabucodonosor. Barbour, y con él Russell, se aferraba obstinadamente a la interpretación de que Jeremías había profetizado que los judíos permanecerían 70 años en el destierro babilónico y por tanto los 70 años corrían del -606 al -536, aunque posteriormente otros los adelantaran al -607 y al -537, respectivamente. Firme en su errado entendimiento de los 70 años de Jeremías, que no se referían a los judíos, sino al tiempo en que todas las naciones, incluída Judá, estarían bajo el dominio de Babilonia (entre el -609 y el -539), Barbour se obligó a adelantar 19/20 años el curso de la historia, pues de otra manera no cuadraban los 70 años. Así, adelantó el primer año del reinado de Nabucodonosor al -625/624, cuando históricamente estaba comprobado que en ese preciso tiempo quien subió al trono de Babilonia fue Nabopolasar, el padre de Nabucodonosor. De esta manera, como la Biblia mencionaba que Jerusalén fue tomada en el año 18/19 de Nabucodonosor, restando 18 años al -624, llegaba a la fecha del -606. Pero en tal año Nabucodonosor aún no había subido al poder. Las irrefutables pruebas que existen indican que su ascenso al trono tuvo lugar un año más tarde, en el -605. De ahí que el año 18/19 de su reinado correspondiera con el -587, fecha probada de la destrucción de Jerusalén.

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