
La primera Basílica de Belén fue mandada levantar por el emperador Constantino en el siglo IV, y sobre ella se erigió posteriormente la que hoy conocemos. Ya es extraño que hasta el siglo IV los cristianos no se acordasen de levantar un templo a la conmemoración del nacimiento de Cristo. ¿O es que el nacimiento de Cristo es un relato del mismo siglo IV?
El enigma de Belén y la
celebración de Navidad (1)
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
¿Nació Jesús en Belén o en Nazaret? Los judíos acostumbraban a identificarse agregando a su nombre de pila el del lugar de su nacimiento o procedencia; por ejemplo: José de Arimatea, Pablo de Tarso… Jesucristo fue judío y, según los evangelistas Mateo y Lucas, nació en Belén de Judá; no obstante, no se le conoce como “Jesús de Belén” sino como “Jesús de Nazaret”. Los evangelistas Marcos y Juan presentan a Jesús como procedente de Nazaret; de hecho lo llaman “Jesús de Nazaret” y no Jesús de Belén. Unicamente los evangelios de Mateo y Lucas mencionan el nacimiento de Jesús. Marcos y Juan, así como los demás escritores del Nuevo Testamento (Pablo, Pedro, Santiago y Judas) nada escriben sobre el nacimiento de Jesús ni sobre la aldea de Belén. Pero incluso Mateo y Lucas, que informan del nacimiento en Belén, no vuelven a mencionar la población de Belén en el resto de sus escritos.
celebración de Navidad (1)
Por JOSE YOSADIT VON GOETHE
¿Nació Jesús en Belén o en Nazaret? Los judíos acostumbraban a identificarse agregando a su nombre de pila el del lugar de su nacimiento o procedencia; por ejemplo: José de Arimatea, Pablo de Tarso… Jesucristo fue judío y, según los evangelistas Mateo y Lucas, nació en Belén de Judá; no obstante, no se le conoce como “Jesús de Belén” sino como “Jesús de Nazaret”. Los evangelistas Marcos y Juan presentan a Jesús como procedente de Nazaret; de hecho lo llaman “Jesús de Nazaret” y no Jesús de Belén. Unicamente los evangelios de Mateo y Lucas mencionan el nacimiento de Jesús. Marcos y Juan, así como los demás escritores del Nuevo Testamento (Pablo, Pedro, Santiago y Judas) nada escriben sobre el nacimiento de Jesús ni sobre la aldea de Belén. Pero incluso Mateo y Lucas, que informan del nacimiento en Belén, no vuelven a mencionar la población de Belén en el resto de sus escritos.
Marcos recalca que Jesús “vino de Nazaret de Galilea” para ser bautizado por Juan. Y cuando regresa a Nazaret, Marcos dice que “vuelve a su patria” (del griego “patris”, que significa “tierra de origen o de nacimiento”). A pesar de que tradicionalmente se ha admitido que Mateo fue el primero en escribir su evangelio, la realidad, según demuestra hoy la práctica totalidad de los exegetas católicos y protestantes, es que fue Marcos el primero en escribir. No pudo haber sucedido de otro modo. Los evangelios de Mateo y Lucas son copias casi literales de Marcos con pasajes añadidos, como los del nacimiento y la genealogía de Jesús, aunque difieran en esta última. Curiosamente, si prescindimos de los insólitos capítulos 1 y 2 de Mateo y de Lucas sobre el nacimiento e infancia de Jesús (capítulos cuya redacción choca con el resto de sus respectivos evangelios), y si prescindimos asimismo de los dieciocho primeros versículos del capítulo uno de Juan (que también choca con el resto de la redacción evangélica), observamos que los cuatro evangelios principian con la predicación de Juan Bautista en el desierto, que es precisamente como Marcos inicia su redacción de “las buenas nuevas de Jesucristo”.
El evangelio de Juan hace aparecer a Jesús en escena como “profeta de Nazaret”. No solamente afirma Juan repetidas veces la procedencia galilea de Jesús, sino que jamás dice que naciera en Belén. En tiempos de Jesús la población de Nazaret, de existir, solo podía haber sido una olvidada aldea, ya que no aparece mencionada entre las 63 principales ciudades de Galilea en los escritos judíos del Talmud. Tampoco aparece en los escritos del historiador Flavio Josefo, que en el último tercio del siglo I alista 54 poblaciones galileas, sin hacer mención alguna de Nazaret. Y lo extraño es que el evangelio de Lucas afirma que en Nazaret había una sinagoga (Marcos dice que en Cafarnaún) y que Jesús entró en ella en sábado para leer del rollo del profeta Isaías. Que se sepa, únicamente existían sinagogas en las ciudades de cierta importancia, no en las aldeas. Si hubo una sinagoga en Nazaret, es raro que ni el Talmud ni el historiador Josefo mencionen en sus escritos la existencia de este lugar que en modo alguno podía pasar inadvertido si es que realmente tenía una sinagoga en tiempos de Jesús. Lo que sí han descubierto los historiadores y los arqueólogos es que de Nazaret tan solo se tiene evidencia de su asentamiento a partir del siglo II de nuestra era. Ello implicaría que los evangelios que hablan de Nazaret no se habrían escrito en el siglo I sino después del siglo II, en el III e incluso en el IV siglo. Al respecto no faltan investigadores que arguyan que los evangelios fueron redactados en tiempos de Constantino, ya que estiman que tales escritos se comprenden mejor si se interpretan bajo la óptica del incipiente catolicismo romano.
Tan solo Mateo y Lucas afirman en sus evangelios que Jesús procedía de Belén. Y lo hacen para intentar demostrar que es el Mesías esperado por los judíos, por lo que se afanan en aplicarle antiguas profecías de las Escrituras. No obstante, Mateo y Lucas (o quienes fueran que escribieran los evangelios a tales autores atribuídos) cometieron el desliz de consultar la versión griega de la Septuaginta en lugar de las copias de los Escrituras hebreas, como hubiera sido lo preceptivo, sobre todo en el caso de Mateo, que se supone que era judío y escribiría su evangelio en hebreo. Es de sobra conocido que la Septuaginta difiere de la Escrituras hebreas en muchos puntos.
En el resto de sus escritos, Mateo y Lucas dicen que Jesús procedía de Nazaret. Así, Mateo, describiendo la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, escribe que las gentes lo aclamaban como rey y decían: “Este es el profeta de Nazaret”. Hubiera estado más acorde con el argumento de que Jesús era rey y Mesías si se le hubiera aclamado como “el profeta de Belén”. Y en el libro de Hechos, Lucas, que escribe con posterioridad a su evangelio, llama a Jesús “el nazareno” (de Nazaret) y no “el beleniano” (de Belén). No extraña, pues, que el Papa Juan Pablo II dijera que no existía certeza de que Jesús hubiera nacido en Belén.
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